Un reflejo íntimo de mi percepción del mundo

LA TRANSFORMACIÓN SUTIL DE LA MUJER: EL ARTE DE ANA MARÍA FORERO

Un recorrido por las memorias, la vulnerabilidad y la fuerza expresiva de la cerámica y la pintura.

Pintora y ceramista originaria de Colombia, Ana María nos muestra a través de su obra un universo dinámico de memorias de infancia que emergen continuamente. La materia y la forma se conjugan delicadamente a través de una exploración pausada y profunda, invitando a formar parte de un recorrido visual que deviene temporal, sensorial y sensible.

Cada una de las piezas se encuentra tímidamente a la espera de ser descubierta, denotando la vulnerabilidad y la fragilidad. Estas responden pacientemente al encuentro con el otro para compartir los recuerdos de las primeras sensaciones reflejadas a través del movimiento, como el flujo mismo de la libertad.

La humildad y la entrega son el punto de partida, donde no se concibe un principio ni un fin, sino una especie de baile eterno donde nos encontramos ante un diálogo conciliador de los opuestos. Aquí, las cuerdas desafían los límites del lienzo y la dureza de la cerámica es suavizada por el vaivén de la línea, haciéndonos presentes en cada momento, recordándonos el abrazo amoroso y el cálido susurro de ese lugar que nos sitúa más allá de la memoria, más allá del tiempo.

 

Su obra cerámica se presenta con la mirada inocente, la sorpresa y la emoción del descubrimiento que emerge mientras se desvelan las capas de significado que la conforman. Algunas de las piezas contienen elementos de la naturaleza que invitan al vuelo de un despliegue visual; al mismo tiempo, nos sumergen en las profundidades de las impresiones, transfigurando lo perecedero para regalarles permanencia. Otras se construyen a partir de entrelazados que desdibujan el sentido espacial, es decir, el afuera y el adentro coexisten armónicamente, permitiendo el sutil desplazamiento de la continuidad de la memoria que circula, retorna y re-emerge teñida de nuevas sensaciones, revelando el tibio roce de las caricias.

Las series de los vestidos exploran las historias y los relatos desde la intimidad, dirigiendo nuestra percepción más allá de los horizontes lúdicos. La fragilidad y la debilidad se muestran al mismo tiempo que se ocultan. Los vestidos, que simbolizan tanto la protección como la expresión propia, se desdoblan en significados y detienen el paso del tiempo, donde las etapas de la vida son revisitadas para observarse a sí mismas desde un marco de cobijo y seguridad. Los poemas presentes en las piezas materializan la vivencia, imprimiendo el recuerdo a través de la palabra grabada, lo que nos permite transportarnos hacia el camino que recupera la noción de pureza e inocencia de la vida.

Es así como el trayecto que Ana María Forero nos invita a recorrer es el de la transformación sutil de la mujer, donde se reconoce la condición de vulnerabilidad para convertirla en una fuerza que seduce y se recupera suavemente a través de una delicadeza que solamente ella es capaz de expresar.

Texto de Judith Sacal H., Curadora